domingo, 30 de marzo de 2014

¿Asertividad?, ¿qué es eso?

Es aquel estilo de comunicación abierto a las opiniones ajenas, el que da la misma importancia tanto a sus pensamientos y sentimientos como a los de los demás. Parte del respeto hacia los demás y hacia uno mismo, aceptando que la postura de los demás no tiene por qué coincidir con la propia y evitando los conflictos sin por ello dejar de expresar lo que se quiere de forma directa, abierta y honesta.
A menudo se habla de un cuarto estilo comunicativo, el "pasivo-agresivo". Consiste en evitar el conflicto mediante la discreción, evitando las situaciones que puedan resultarle incómodas o enfrentarle a los demás con excusas, falsos olvidos, retrasos, etc. Así no asume la necesidad de hacer valer sus propios derechos (pasividad), aunque tampoco se muestra receptivo hacia los de la otra parte (agresividad).
¿Por qué?.
La asertividad permite decir lo que uno piensa y actuar en consecuencia, haciendo lo que se considera más apropiado para uno mismo, defendiendo los propios derechos, intereses o necesidades, sin agredir u ofender a nadie, ni permitir ser agredido u ofendido y evitando situaciones que causen ansiedad.
La asertividad es una actitud intermedia entre una actitud pasiva o inhibida y otra actitud agresiva frente a otras personas. Se refleja tanto en el lenguaje hablado como en el lenguaje no verbal; por ejemplo: en la postura corporal, en los ademanes o gestos del cuerpo, en la expresión facial, y en la voz. Una persona asertiva suele ser tolerante, acepta los errores, propone soluciones factibles sin ira, se encuentra segura de sí misma y frena pacíficamente a las personas que la atacan verbalmente.
La asertividad impide que seamos manipulados por los demás en cualquier aspecto y es un factor decisivo en la conservación y el aumento de nuestra autoestima, además de valorar y respetar a los demás recíprocamente.

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
  • ¿Conocías esta cualidad en la comunicación?. ¿Qué te llama la atención sobre la descripción que hace el texto de la asertividad?.
  • Si tuvieras que definir la forma más común que empleas para comunicar tus opiniones ¿cómo la catalogarías: agresiva, pasiva, asertiva o según ese cuarto grupo?. ¿Qué te gustaría cambiar en tu forma de comunicarte?.
  • ¿Qué crees que es necesario para lograr ese cambio que necesitas para lograr ser más asertiva en tu comunicación?.
  • ¿Qué te propones hacer hoy para ir dando pasos en ese sentido y al finalizar el día puedas decir que "progresaste adecuadamente"?.

viernes, 28 de marzo de 2014

La verdadera historia de la mujer

Cuenta una leyenda que al principio del mundo, cuando Dios decidió crear a la mujer, encontró que había agotado todos los materiales sólidos en el hombre y no tenia más de que disponer. Ante este dilema y después de profunda meditación, hizo esto:
Tomó la redondez de la luna, las suaves curvas de las olas, la tierna adhesión de la enredadera, el trémulo movimiento de las hojas, la esbeltez de la palmera, el tinte delicado de las flores, la amorosa mirada del ciervo, la alegría del rayo del sol y las gotas del llanto de las nubes, la inconstancia del viento y la fidelidad del perro, la timidez de la tórtola y la vanidad del pavo real, la suavidad de la pluma del cisne, y la dureza del diamante, la dulzura de la paloma y la crueldad del tigre, el ardor del fuego y la frialdad de la nieve.
Mezcló tan desiguales ingredientes, formó a la mujer y se la dio al hombre. Después de una semana vino el hombre y le dijo:
- "Señor, la criatura que me diste me hace desdichado, quiere toda mi atención, nunca me deja solo, charla intensamente, llora sin motivo, se divierte en hacerme sufrir y vengo a devolvértela porque NO PUEDO VIVIR CON ELLA".
- "Bien", contestó Dios y tomó a la mujer.
Pasó otra semana, volvió el hombre y le dijo:
- "Señor, me encuentro muy solo desde que te devolví a la criatura que hiciste para mi, ella cantaba y jugaba a mi lado, me miraba con ternura y su mirada era una caricia, reía y su risa era música, era hermosa a la vista y suave al tacto. Devuélvemela, porque NO PUEDO VIVIR SIN ELLA".

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
  • ¿Qué diferencias observas entre los argumentos que presenta el hombre ante Dios para rechazar a la mujer y los que emplea para tratar de recuperarla?.
  • ¿Qué hay en común entre ambos argumentos?. ¿Qué problemas hallamos de fondo en nosotros mismos que nos llevan a excluir a los demás sin darnos cuenta de que somos complementarios?.
  • ¿Cómo hacer para descubrir que "aunque haya pegas de la convivencia" también hay"muchas posibilidades de disfrutar de ella"?.
  •  ¿Cuál puede ser tu compromiso de hoy para rivalizar menos con los demás y vivir más y mejor la complementariedad?.

miércoles, 26 de marzo de 2014

La ira

Casi todos hemos tenido oportunidad de ver, en alguna ocasión, una persona dominada por la ira. Su aspecto, sus modales y sus palabras infunden temor y, a la vez, una profunda compasión.
La ira es un sentimiento intensamente negativo, que brota y arraiga fácilmente en el alma de quienes están poseídos de amor propio, de orgullo, de vanidad, y pretenden que quienes los rodean les obedezcan ciegamente sin contradecir jamás sus deseos, ideas o disposiciones, pues su orgullo los hace sentirse superiores a los demás y con derecho a exigirles obediencia y sumisión.
Por eso, cuando los hechos o las palabras de otras personas no coinciden con sus ideas, deseos o conveniencias, o simplemente les molestan, toda la fuerza de esos sentimientos negativos estalla, nublándoles la mente e impidiéndoles razonar.
En su ofuscación se sienten atacados, aunque nadie los ataque, e impulsados a tomar represalias por ofensas que, casi siempre, sólo existen en su imaginación.
Cuando más se deja arrastrar una persona por el bajo impulso de la ira, más y más ésta se arraiga en su alma, llenando su vida de rencor y descontento por todo.
Por otra parte, el estado de excitación que la ira provoca en la persona produce en ella un desequilibrio nervioso que además de evidenciarse en su aspecto y ademanes, puede producir trastornos fisiológicos de toda índole en su organismo, originando alteraciones que suelen tener consecuencias muy desagradables.
Todo esto nos demuestra lo perjudicial y hasta funesta que resulta la ira para nuestro espíritu y para nuestro cuerpo, y lo importante que es controlarla, con todas nuestras fuerzas, para evitar hacer daño a los demás y a nosotros mismos.
La ira no brota en el alma de quienes son verdaderamente humildes, de quienes aman a todos, de quienes tratan constantemente de perfeccionarse, sino en el alma de aquéllos que, como dijimos, se aman excesivamente a sí mismos, son orgullosos y se sienten superiores a los demás.
Esto nos demuestra los beneficios de vivir en el amor y en la humildad y, también, la necesidad de analizar permanentemente nuestros pensamientos, sentimientos y reacciones, a fin de eliminar de nuestra alma el amor propio, origen de tantos y tantos males.
Cuando veamos a una persona dominada por la ira, deberemos considerarla como gravemente enferma pues la ira es una grave enfermedad del alma – y nuestra reacción no deberá ser de enojo ni de rechazo, sino de amorosa compasión, procurando ayudarle - con nuestros buenos deseos y nuestros buenos pensamientos – a dominar esa enfermedad del alma y liberarse de ella.
En esa forma estaremos obrando de acuerdo con la Ley Divina del Amor.

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:

  • ¿Compartes los planteamientos de este escrito?. ¿Te puede alguna vez la ira?, ¿cómo se manifiesta en ti cuando te está ganando la partida?.
  • ¿Tendríamos que "reprimir la ira"... o más bien "aceptar que la tenemos ahí a veces y de inmediato analizar bien sus motivos para salir fuera"?, ¿cómo llevar a cabo un buen autocontrol que no represión?.
  • ¿Qué nos sugiere el texto que debemos hacer con quien se ve preso de la ira?, ¿y con nosotros mismos cuando nos suceda lo mismo?.
  • ¿Qué vas a hacer hoy para demostrar mayor comprensión con quien se manifieste de manera iracunda?.

lunes, 24 de marzo de 2014

El otoño de la vida

Alabanza a la Madurez. Un exhorto para disfrutar de los mejores años de nuestra existencia.
¡Adiós a la Juventud!.
Indudablemente la juventud es una edad dorada y recordada siempre con nostalgia. Es una breve época inolvidable, romántica, vibrante, emotiva y feliz.
Es una dichosa etapa creadora y vigorosa en la cual todo es fresco y novedoso, como una vaporosa nube en el firmamento con destellos de color de rosa.
PERO... hay que reconocer que esa misma juventud tan alabada, tan cantada y suspirada, es también una época llena de luchas, de preocupaciones, de negros nubarrones, muchas veces de privaciones y nunca exenta de incertidumbres, celos, zozobras, competencias, temores, rivalidades y ansiedades.
Es como una regata en la cual hay que estar compitiendo constantemente para lograr un ansiado trofeo.
EL GRAN CAMBIO.
Afortunadamente tanto en la naturaleza como en los seres humanos, "despues de la tempestad viene la calma." Y quizá lo mejor de la juventud... es que ya pasó.
Es como una hoja que lleva suavemente la corriente.
Lo cierto es que sin saber cuándo, ni poder definir con exactitud una edad determinada (para unos antes y para otros después), en cierto punto impreciso de la vida llega ese lapso en que todo aminora su marcha y se detiene, posándose suavemente, sin prisas, dentro de nosotros mismos.
En este punto el torrente que brotaba y corría impetuoso, quizá un poco revuelto, se aclara hasta hacerse transparente.
Y si volvemos la vista al horizonte veremos que el aire se torna tan puro y diáfano que es posible ver claramente y sin obstrucciones hasta donde la vista alcanza, más allá aun de las montañas que antes nos cubrían el panorama.
El cauce se transforma en una corriente de paz que se mueve lentamente, casi sin sentirlo, hacia esa infinita grandeza, profunda e inconmensurable, que es el final de todos los viajes y adonde van a parar todos los ríos: el mar.
Esta etapa, queridos amigos, es la MADUREZ.
¡Pues que sea bienvenida!.
Y no debería sorprendernos demasiado hablar claramente de ella y referirnos a sus características en términos precisos, ya que es simplemente un episodio más de la vida, una fase de la común aventura que juntos iniciamos y hemos compartido en este navío.
Una etapa del desfile en el cual todos marchamos.
Veamos: la madurez no es exactamente el mediodía de la vida, ni la tarde, ni la noche. Más bien yo diría que es ese impreciso momento que llega sigiloso con las primeras horas del día, abarcando esos instantes brumosos y volátiles que se disuelven poco a poco al ser tocados por los emergentes rayos del sol: LA MADRUGADA.
Hay que verla como un escalón más, o quizá como el descanso más amplio de la escalinata, y el que más satisfacciones proporciona. Para muchos es la época más fecunda, más plena y más productiva del ser humano, y ciertamente la más sólida y profunda.
Díganme si no: en la madurez no existe la nerviosa inquietud de la primavera, el calor agobiante del verano ni el frío cruel del invierno. La madurez es como esa estación color ocre pálido, tibia, serena y perfecta: el otoño.
Para la mayoría de las personas de este tranquilo período de transición, de este suave equinoccio de la vida, es la época en la cual el barco ha dejado de navegar en el abierto y proceloso océano y entra en la seguridad placentera de una grande y tranquila bahía.
Los problemas económicos, en casi todos los casos, están razonablemente resueltos, y como nuestras necesidades son menores, nos alcanza mejor con lo que tenemos.
Ahora lo principal es tener la paz que proporciona una actitud serena, tranquila y contemplativa.
Y algo extraordinario: Ahora no nos inquietan las modas ni los cambios que experimentan las nuevas generaciones, ni nos mortifican ni afectan las nuevas corrientes o costumbres, pues nosotros no estamos obligados a cambiar ni a iniciar nuevas modalidades.
Nuestra edad es ya suficiente justificación para mantenernos al margen, aunque sin desentendernos de lo básico y lo esencial.
Nosotros, mal que bien, por lo menos llegamos a la recta final.
Y éso está como para celebrarlo.
¡Ya la hicimos!.
Al llegar la madurez cesan las dudas y las incertidumbres. Ya no es necesario hacer tareas ni desvelarse estudiando, correr tras el autobús por las mañanas, presentar agobiantes exámenes, pasear a la novia o preocuparse por conseguir empleo.
Definitivamente lo que íbamos a ser, ya lo somos.
Y lo que no íbamos a ser, ya no lo fuimos… ni lo seremos. No a estas alturas. De éso no hay duda.
¿Entonces para qué preocuparnos?.
Es satisfactorio tener la certeza de que ha sido interesante la aventura y excitante el viaje; que ha valido la pena haber vivido todos estos años, haber conocido los lugares y la gente que conocimos, haber hecho lo que hicimos (o lo que no hicimos), y haber disfrutado de lo que la vida nos brindó.
Y si en su tiempo no pudimos aprovecharlo o no supimos apreciarlo, y desperdiciamos la oportunidad, éso ya es cosa de cada quién.
Ahora desde aquí, en el sosegado otoño de nuestra existencia, sonreímos con complacencia y contemplamos las cosas a nuestro alrededor con gran satisfacción, quizá ya no con tanta curiosidad, pero sí con mucha más objetividad y serenidad.
Ahora bien, no se crea que en esta edad ya no existen proyectos, ambiciones, sueños ni afanes de superación. Claro que existen, y hay personas quizá más activas, dinámicas y productivas en esa edad que a los treinta años. Pero esas actividades no son compulsivas ni primordiales, ni constituyen conquistas o carreras de obstáculos.
¡Ahora marchamos al ritmo de nuestro propio tambor!.
Nadie nos está tomando el tiempo ni obligando a apresurarnos para llegar a la meta, pues para nosotros las metas principales hace tiempo las logramos, y hasta las rebasamos.
Para los que "cruzamos la frontera" y estamos al otro lado, colocados sobre esta amplia, tranquila y bien ventilada terraza, ya no hay carreras, nerviosismos, competencias, prisas, luchas ni duelos a muerte. Nuestro sitio está en el palco, no en el ruedo. O por lo menos, detrás de la barrera.
La edad de los impulsos arrebatados, pues, ya ha terminado. Atrás quedaron angustias, zozobras, indecisiones y dudas. ¡Y qué bueno!.
Si esta es la madurez... pues bienvenida madurez.
HOY es aquel futuro del cual estábamos tan temerosos AYER.
Y ya ven, todo salió bien.
Después de todo... ¡aquí estamos!.
Ahora, hay que aceptarlo, nos volvemos más exigentes en nuestros gustos, pues reclamamos libros mejor escritos, música más selecta, artistas y directores más talentosos, platillos mejor preparados, licores más finos, calzado más cómodo, conversaciones más trascendentes, colores menos chillantes, espectáculos mejor montados y postres menos empalagosos.
Pero también es cierto que nuestra mente está más abierta al diálogo y al análisis imparcial. Y al ver las cosas con un criterio más amplio y definido, descubrimos que hay menos cosas que nos asustan o nos escandalizan, y simplemente nos hacen sonreír con serena complacencia.
Algo importante también es comprobar que en esta edad ciertas convicciones se afianzan con firmeza y se definen con más claridad. Así vemos como la naturalidad se hace más importante que la apariencia; la sinceridad más valiosa que la superficialidad; la crítica sana más deseable que el halago procaz; la formalidad más encomiable que la frivolidad. Y se reconocen como mejores, indiscutiblemente, la comodidad que la elegancia, la cordialidad que la etiqueta rigurosa, y la sencillez que la ostentación.
Hay que mantenernos activos, con la mente alerta y el espíritu inquisitivo. No nos entreguemos a la molicie. Hay que estar al día y enterados de los avances de la ciencia, las artes, la técnica y la computación.
¡No hay que quedarnos rezagados!.
La conclusión entonces es que, como en la madurez ya no hacemos planes a largo plazo (ni debemos), es necesario que se empiecen a ver YA los resultados de todo aquello para lo que antes trabajamos, planeamos, ahorramos y nos preparamos a lo largo de la vida.
Ya no hay que seguir posponiendo más las cosas, ni hacer planes inalcanzables "para el futuro," pues para nosotros, óiganlo bien...
El futuro ya está aquí, ¡el tiempo apremia!.
De manera que ya no esperen más. Mientras gocen de relativa buena salud y puedan moverse fácilmente todavía; mientras puedan comer y beber de todo y disfrutar de los atractivos de la vida, aprovéchenlos. Abran ya sus botellas de coñac francés y usen sus vajillas de Bavaria y sus cubiertos de plata, pues ¿para cuándo los están guardando?. Podría meterse un ladrón y vaciarles la casa, ¿y de qué les sirvió haber guardado todo por tanto tiempo?.
Que no tengamos que decir después "Qué temprano se nos hizo tarde".
Tampoco esperen ya ningún mañana brillante y glorioso, singular y perfecto. Si iban a comprarse "algún día" una lancha, una moto, un camper, una cámara digital, una computadora, y pueden hacerlo (y les gusta), ¡pues cómprensela ya!.
Este es el momento preciso, no pierdan tiempo.
Y si estuvieron haciendo planes toda la vida para realizar algún viaje a Europa, a las Cataratas del Iguazú, a Hawaii, a Alaska, a China o a la Patagonia, pues antes de que otra cosa suceda, como una devaluación, una operación repentina o un infarto...
¡VÁYANSE YA!.
¿Qué esperan?.
Finalmente, y como lo dije antes, reafirmo la misma observación:
Tal vez en la madurez ya no tengamos la misma curiosidad, la misma inventiva, la fogosidad, el entusiasmo, el arrebato ni la tenacidad de antes, pero en cambio adquirimos otras cualidades igualmente valiosas: razonamos mejor, nos tornamos más conocedores y en cierta forma somos más astutos y exigentes.
También nos volvemos más serenos, cavilosos y prudentes, y aun indiferentes y "olvidadizos" cuando es necesario (o nos conviene). Pero sobre todo estamos más seguros (tan seguros como nunca) de lo que queremos.
Y algo muy importante: obtenemos muchas más satisfacciones -sorprende el descubrirlo- proveniente de la dicha que irradian los seres queridos que nos rodean, y con la cual nos inundan quizá sin siquiera saberlo o darse cuenta.
O sea que somos más felices entre más podemos percibir el cariño de los nuestros y compartirlo con los demás.
Es como deslizarnos suavemente sobre la superficie de un plácido lago.
Sea como sea, en términos generales, la sensación de paz que esta edad trae aparejada consigo es maravillosa y no tiene comparación con nada. Y se descubre cuando ya nos está inundando por todos lados, cuando estamos inmersos en ella casi sin darnos cuenta.
En lo personal, y por lo que a mi respecta, ciertamente descubrir el arribo de la madurez me ha fascinado y me llena de gozo.
Estoy gratamente impresionado. ¡Nunca imaginé que fuera así!.
Con inusitado asombro descubro día a día nuevas sorpresas y satisfacciones que nunca soñé que existieran.
Al sentirnos en paz con los demás y con nosotros mismos, recordamos la sabia reflexión de Amado Nervo, quien lo resumió así:
"Vida: nada me debes.
Vida: nada te debo.
Vida: estamos en paz."

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
  • ¿Cómo te explicas esa especie de miedo o rechazo a admitir que "ya somos mayores"?, ¿a qué crees que es debido esa resistencia a envejecer?.
  • ¿Qué argumentos hallas en esta lectura anterior para darle la vuelta a estos pre-juicios sobre el "otoño de la vida"?. ¿Cuáles de ellos ves que se pueden vivir o experimentar antes de llegar a la vejez?.
  • ¿Cómo vivir la vida a cada instante que estrenamos y saber envejecer sin mirar atrás y disfrutando de cualquier edad?.
  • ¿A qué te comprometes hoy para vivir estas actitudes para crecer en la verdadera madurez?.

sábado, 22 de marzo de 2014

La naturaleza

Dependemos de la naturaleza no sólo para nuestra supervivencia física, también  necesitamos a la naturaleza para que nos enseñe el camino a casa, el camino de salida de la prisión de nuestras mentes.
Nos hemos perdido en el hacer, en el pensar, en el recordar, en el anticipar: Estamos perdidos en un complejo laberinto, en un mundo de problemas.
Hemos olvidado lo que las rocas, las plantas y los animales ya saben.
Nos hemos olvidado de ser: De ser nosotros mismos, de estar en silencio, de estar donde está la vida: Aquí y Ahora.
Llevar tu atención a una piedra, a un árbol o a un animal no significa pensar en ellos, sino simplemente percibirlos darte cuenta de ellos.
Entonces se te transmite algo de su esencia. 
Sientes lo profundamente que descansa en el Ser, completamente unificado  con lo que es y con donde está.
Al darte cuenta de ello, tú también entras en un lugar de profundo reposo dentro de ti mismo.
Cuando camines o descanses en la naturaleza, honra ese reino permaneciendo allí plenamente. 
Serénate.  Mira.  Escucha.
Observa como cada planta y animal son completamente ellos mismos.
A diferencia de los humanos, no están divididos en dos.
No viven a través de imágenes mentales de sí mismos, y por eso no tienen que preocuparse de proteger y potenciar esas imágenes.
Todas las cosas naturales, además de estar unificadas consigo mismas, están unificadas con la totalidad.
No se han apartado del entramado de la totalidad reclamando una existencia separada: "yo", el gran creador de conflictos.
Tú no creaste tu cuerpo, y tampoco eres capaz de controlar las funciones corporales.
En tu cuerpo opera una inteligencia mayor que la mente humana. 
Es la misma inteligencia que lo sustenta todo en la naturaleza.
Para acercarte al máximo a esa inteligencia, sé consciente de tu propio campo energético interno, siente la vida, la presencia que anima el organismo.
Cuando percibes la naturaleza sólo a través de la mente, del pensamiento, no puedes sentir su plenitud de vida, su ser. 
Sólo ves la forma y no eres consciente de la vida que la anima, del misterio sagrado. 
El pensamiento reduce la naturaleza a un bien de consumo, a un medio de conseguir beneficios, conocimiento, o algún otro propósito práctico.
Observa, siente un animal, una flor, un árbol, y mira como descansan en el Ser.  
Cada uno de ellos es él mismo. 
Tienen una enorme dignidad, inocencia, santidad.
En el momento en que miras más allá de las etiquetas mentales, sientes la dimensión inefable de la naturaleza, que no puede ser comprendida por el pensamiento.  
Es una armonía, una sacralidad que, además de compenetrar la totalidad de la naturaleza, también está dentro de ti.  
El aire que respires es natural, como el propio proceso de respirar.
Dirige la atención a tu respiración y date cuenta de que no eres tú quien respira.  
La respiración es natural. 
Conecta con la naturaleza del modo más íntimo e interno percibiendo tu propia respiración y aprendiendo a mantener tu atención en ella.
Esta es una práctica muy curativa y energetizante.
Produce un cambio de conciencia que te permite pasar del mundo conceptual del pensamiento al ramo de la conciencia incondicionada.
Necesitas que la naturaleza te enseñe y te ayude a reconectar con tu Ser.
No estás separado de la naturaleza.
Todos somos parte  de la Vida. La Vida es Una y se manifiesta en incontables formas en todo el universo, formas que están, todas ellas, completamente interconectadas. 
Cuando reconoces la santidad, la belleza, la increíble quietud y dignidad en las que una flor o un árbol existen, tú añades algo a esa flor o a ese árbol.
Pensar es una etapa en la evolución de la vida. 
La naturaleza existe en una quietud inocente que es anterior a la aparición del pensamiento.
Cuando los seres humanos se aquietan, van más allá del pensamiento. 
La quietud que está más allá del pensamiento contiene una dimensión añadida de conocimiento, de conciencia.
La naturaleza puede llevarte a la quietud. 
Ese es su regalo para ti.
Cuando percibes la naturaleza y te unes a ella en el campo de quietud, éste se llena de tu conciencia. 
Ese es tu regalo a la naturaleza.
A través de ti, la naturaleza toma conciencia de sí misma.
Es como si la naturaleza te hubiera estado esperando durante millones de años.

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
  • ¿Qué reflexión te haces tras la lectura de este alegato en favor de una mayor y mejor armonía con la naturaleza, así como ella la expresa en sí misma?.
  • ¿Vivimos los humanos en armonía con la naturaleza?, ¿la vivimos entre nosotros mismos?; ¿cuáles pueden ser las causas de esa falta de armonía?.
  • ¿Por dónde y cómo empezar para crear armonía en el mundo: con uno mismo, con los demás, con todo el entorno natural?.
  • ¿Cuál puede ser tu compromiso concreto al respecto en el día de hoy?.

jueves, 20 de marzo de 2014

Oración, limosna y ayuno

Dice el Papa Francisco en su último párrafo de la carta para la Cuaresma 2014:
"Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma nos invita a “entrenarnos” espiritualmente, también mediante la práctica de la limosna, para crecer en la caridad y reconocer en los pobres a Cristo mismo. Los Hechos de los Apóstoles cuentan que el Apóstol San Pedro dijo al hombre tullido que le pidió una limosna en la entrada del templo:
- “No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te lo doy: en nombre de Jesucristo, el Nazareno, echa a andar” (Hch 3,6).
Con la limosna regalamos algo material, signo del don más grande que podemos ofrecer a los demás con el anuncio y el testimonio de Cristo, en cuyo nombre está la vida verdadera. Por tanto, que este tiempo esté caracterizado por un esfuerzo personal y comunitario de adhesión a Cristo para ser testigos de su amor. María, Madre y Sierva fiel del Señor, ayude a los creyentes a llevar adelante la “batalla espiritual” de la Cuaresma armados con la oración, el ayuno y la práctica de la limosna, para llegar a las celebraciones de las fiestas de Pascua renovados en el espíritu. Con este deseo, os imparto a todos una especial Bendición Apostólica".

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:

  • ¿Por qué es tan importante para un cristiano la oración, el ayuno y la caridad, la solidaridad con el pobre y empobrecido?.
  • ¿Qué significa para ti el ayuno, de qué hay que ayunar realmente?. ¿Qué es orar?. ¿Qué es "practicar limosna"?.
  • ¿Podríamos dedicar un día a vivir plenamente estos tres medios: oración, ayuno y caridad para vivir la Cuaresma?, ¿cómo?.
  • ¿A qué te vas a comprometer concretamente para lograr cumplir con estos elementos de la vida cristiana?.

martes, 18 de marzo de 2014

El ejemplo arrastra

En España, en la carrera del Cross de Navarra de Burlada, el pasado 2 de diciembre de 2013 sucedió un hecho que nos demuestra que el testimonio y la integridad de una persona se reflejan en todos los ámbitos de tu vida. 
El atleta keniano, Abel Mutai, medalla de oro en los pasados Juegos Olímpicos de Londres 2012, estaba a punto de ganar la prueba cuando confunde el tramo final de la competencia, creyendo haber ganado y con algunos metros por recorrer, aflojó totalmente el paso y, relajado, comenzó a saludar al público creyéndose vencedor. 
Iván Fernández Anaya, que venía segundo, al ver que se equivocaba y se paraba metros antes de la meta, no quiso aprovechar la ocasión para rebasarlo y ganar. Se quedó atrás de él, y con gestos para que la entendiera y casi empujándolo, llevó al keniano hasta la meta, dejándolo pasar por delante.
Iván Fernández Anaya, corredor español de de 24 años afirmó al terminar la prueba:

"Aunque me hubieran dicho que ganando tenía plaza en la selección española para el Europeo, no me habría aprovechado. Creo que es mejor lo que he hecho que si hubiera ganado. Y esto es muy importante, porque hoy en día, tal como están las cosas en todos los ambientes , en el fútbol, en la sociedad, en la política, donde parece que todo lo honesto ha perdido su valor, un gesto de honradez va muy bien".
¿Por qué las noticias malas corren como pólvora, y este tipo de ejemplos apenas ni se mencionan, se habla muy poco de ellos?.


CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
  • ¿Has vivido alguna vez una situación así?, coméntalo en el grupo, tanto si fuiste tú la persona que vivió eso con integridad, honradez y nobleza como si ese gesto lo hizo otra persona contigo. (Todos podemos aprender de todos).
  • ¿Hubieras hecho tú como hizo Iván Fernández Anaya?. ¿Qué opinas de la explicación que él dio cuando se le preguntó por la decisión que tomó?.
  • ¿Te preguntas tú también "por qué las noticias malas corren como pólvora, y este tipo de ejemplos apenas ni se mencionan, se habla muy poco de ellos"?, ¿qué explicación le das?.
  • ¿Qué te propones hacer hoy para crecer en integridad, honradez y nobleza?.

domingo, 16 de marzo de 2014

Escucha, Dios

Yo nunca hablé contigo.
Hoy quiero saludarte: ¿Cómo estás?
¿Tú sabes? Me decían que no existes,

Y yo, tonto, creí que era verdad.
Anoche ví tu cielo. Me encontraba
oculto en un hoyo de granada...

¡Quién iría a creer que para verte
bastara con tenderse uno de espaldas!
No sé si aún querrás darme la mano.

Al menos creo que me entiendes.
Es raro que no te haya encontrado antes,
si no en un infierno como éste.

Pues bien... ya todo te lo he dicho,
Aunque la ofensiva nos espera
para muy pronto... Dios, no tengo miedo
desde que descubrí que estabas cerca.

¡La señal!. Bien, Dios, ya debo irme.
Olvidaba decirte... que te quiero.
El choque será horrible... En esta noche,
¡quién sabe! tal vez llame a tu cielo.

Comprendo que no he sido amigo tuyo,
pero... ¿me esperarás si hasta ti llego?.
¡Cómo!. Mira, Dios, ¡estoy llorando!.

Tarde te descubrí... ¡Cuánto lo siento!.
Dispensa: debo irme... ¡buena suerte!.

(Me resulta raro... sin temor voy a la muerte...).

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
  • ¿De quién está hablando esta plegaria?. ¿Dirías que es un "discurso aprendido" o es "algo que sale del corazón?, ¿en qué lo notas?.
  • ¿Es así la oración?, ¿se puede orar hablando con Él sin tener nada preparado?, ¿qué valores encuentras en esta oración espontánea?.
  • Entre las personas, cuando no tenemos confianza, solemos "prepararnos bien antes de hablar"; ¿necesitamos hacer eso también con Dios?, ¿necesita Él de un discurso perfecto... o basta con hablarle desde el corazón?.
  • ¿A qué te comprometes hoy para "estar con Él"... aunque sea a ratitos, de esta forma natural y espontánea?.

viernes, 14 de marzo de 2014

Fe es...

...creer en lo que no se puede ver porque nuestras limitaciones no nos lo permiten. Es guardar la calma cuando todo es turbulento. La fe no es pasiva: ¡es poner las creencias en práctica!. Tener fe es pedir lo que se necesita. La fe es oír lo imperceptible y ver lo invisible; creer lo increíble y recibir lo imposible. ¡La fe va en contra de las expectativas y condiciones naturales! Tener fe es crear un vacío en el corazón para que lo llene Dios. Tener fe no es creer simplemente que Dios puede hacer algo, ¡sino que lo hará!. Con fe, la respuesta no sorprende. Ya se sabía que sucedería.
Tener fe es permanecer en tu puesto cuando todos los demás desertan. Es quemar las naves para no poder volver atrás. Es estar dispuesto a pagar cualquier precio. Es hacer lo que Dios pide hoy y creer que Él hará mañana lo que ha prometido. La fe es lo contrario del temor. Tener fe es elegir a Dios a pesar de las demás posibilidades. Es confiar en la Palabra de Dios y no en lo que te dicen tus sentidos. Es estar dispuesto a morir confiando. ¡Esa es la clase de fe con la que se pueden obrar curaciones y milagros!.
La fe es como un músculo que se vuelve fuerte y flexible al ejercitarlo. ¡La fe se edifica con el estudio fiel de la Palabra de Dios!.

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
  • ¿Qué frase de éstas te sorprende más?, ¿por qué?. ¿Con cuál de ellas estás más de acuerdo?, ¿por qué?. ¿Con cuál de todas las demás te quedarías... y por qué?. 
  • ¿Qué razones puede tener el autor de este texto para afirmar que "la fe se edifica con el estudio fiel de la Palabra de Dios"?.
  • ¿Tienes una biblia en tu casa?, ¿cada cuándo la lees, sea mucho o poco?. ¿Qué hallas en ella que te esté sirviendo en tu vida?.
  • ¿Cómo puedes hacer hoy para acrecentar esta fe y hacerlo mediante el apoyo de la Palabra de Dios?.

miércoles, 12 de marzo de 2014

El año cristiano

El Año litúrgico está formado por distintos tiempos litúrgicos. Estos son tiempos en los que la Iglesia nos invita a reflexionar y a vivir de acuerdo con el ejemplo de Cristo.
Comienza por el Adviento, luego viene la Navidad, Epifanía, Tiempo ordinario, Cuaresma, Semana Santa, Pascua, Tiempo Pascual, Pentecostés y termina con la fiesta de Cristo Rey.
En cada tiempo litúrgico, el sacerdote se reviste con casulla de diferentes colores:
Blanco significa alegría y pureza. Se utiliza en el tiempo de Navidad y de Pascua.
Verde significa esperanza. Se utiliza en el tiempo ordinario.
Morado significa luto y penitencia. Se usa en Adviento, Cuaresma y Semana Santa.
Rojo significa el fuego del Espíritu Santo y el martirio. Se utiliza en las fiestas de los santos mártires y en Pentecostés.

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
  • Si has leído la información anterior y has entrado en los enlaces-web que se hallan asociados a sus términos-clave ¿qué conclusiones obtienes?.
  • ¿Te ha ayudado a comprender algo mejor la simbología que se utiliza en las celebraciones religiosas?. ¿Qué dudas te quedan al respecto?.
  • ¿Qué sería necesario para que el pueblo cristiano conozca mejor sus propias celebraciones litúrgicas y comprenda adecuadamente toda su simbología?.
  • ¿Qué puedes hacer tú, hoy, para emprender por tu cuenta este conocimiento y comprensión?.

lunes, 10 de marzo de 2014

¿Víctimista yo?

Podemos entrenarnos para convertirnos en alguien resiliente, ¿o se tiene que aceptar el victimismo y el derrotismo como modo de vida?. Es importante tener presente:
1º)- Aceptar la parte injusta de la vida. Todos vivimos alguna vez una situación que no nos merecemos. ¿Qué hacer?:
  1. La decisión inteligente es centrar la atención en cómo puede actuar para sumar.
  2. Abandone el victimismo, le hace débil y le deja fuera de juego porque refunfuñar, quejarse sin sentido, dedicarse a hurgar en la herida no le devolverá la justicia.
2º)- Valorar sus recursos y capacidades:
  1. Se percibirá como alguien valioso si le da valor a lo que funciona, si en su memoria están más presentes los éxitos que los fracasos.
  2. Tener un autoconcepto positivo da confianza y autoestima. Es importante fomentar esto en los niños y en los adultos, en todo aquél que lo necesite, para que adquieran la capacidad de ser resilientes.
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
  • ¿Qué conclusiones obtienes de este texto?. ¿Has sido victimista o derrotista alguna vez?, ¿qué frutos obtuviste?. ¿Es, por lo tanto, razonable que te plantees la vida de otra manera?.
  • ¿Para qué crees que solemos a veces adoptar la actitud derrotista o victimista?, ¿qué pretendemos con ello?. ¿Qué podemos conseguir adoptando la actitud contraria: ser resilientes?.
  • El texto nos propone  valorar nuestros "recursos y capacidades"; ¿para qué?. En tu situación actual, ¿qué cualidades y recursos personales necesitarías desarrollar más?.
  • ¿Qué estás dispuesta a hacer hoy para llevar a la práctica esta resiliencia que el escrito nos propone?.