jueves, 21 de febrero de 2013

Código de conducta consciente

Las normas de educación, practicadas sin reflexión, pueden desembocar en un automatismo mecanizado. Cuando éstas se viven conscientemente se convierten en cortesía, porque ya no tratan con la “humanidad” sino con personas concretas. Por ello esta virtud no rebaja al hombre, sino que lo transforma en más humano.
En la mesa y en el juego se conoce al caballero”. Así, se puede practicar la cortesía en las comidas familiares. No soy raro si uso en la mesa las palabras mágicas “por favor”, “por fa” o “plis” en su versión anglo-hispana más juvenil; cuando me preocupo de que los otros tengan agua y pan; si paso la sal antes de que me la pidan o si espero a que otros se sirvan para comenzar. ¡Qué hermoso regalo nos dejó el Maestro en aquellas palabras!: “el que quiera ser grande entre ustedes sea su servidor. El Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir” (cf. Mc 10,43-45).

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
  • ¿Qué otras expresiones y gestos de cortesía conoces?. ¿Cómo practicarla en una guagua, cuando caminamos por una acera y nos cruzamos con alguien, cuando estamos en una cola y una persona anciana tiene dificultades incluso para mantenerse de pie, etc...?.
  • ¿Te consideras una persona cortés?, ¿practicas esa cualidad todos los días?, ¿cómo lo haces?.
  • ¿Para qué la cortesía?, ¿qué efectos positivos esperas encontrar y desarrollar con ella?. ¿Qué le dirías a una persona en la que la cortesía brilla por su ausencia? o... ¿qué harías para que empiece a valorar más esta virtud?.
  • ¿Qué vas a hacer hoy para ser un poco más cortés que ayer, sentirte mejor con esa actitud y hacer que los demás también se animen a vivirla?.

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