lunes, 10 de septiembre de 2012

Quien eres deja huella

Una maestra de Nueva York decidió honrar a cada uno de los alumnos que estaban a punto de graduarse en el colegio, hablándoles de la huella que cada uno de ellos había dejado.
Llamó a cada uno de los estudiantes al frente de la clase, uno por uno. Primero, les contó a cada uno  como habían hecho huella en la vida de ella, y en la de la clase.
Luego presentó a cada uno, con una cinta azul, impresa con letras doradas, en la cual se leía, “Quien soy deja huella.”
Al final, la maestra decidió hacer un proyecto de  clase, para ver el impacto que el reconocimiento tendría en una comunidad.
Les dio a cada uno, tres cintas azules más, y les pidió que fueran y extendieran esta  ceremonia de reconocimiento. Luego deberían seguir los resultados, ver quién premió a quién, e informar a la clase al cabo de una semana.
Uno de los alumnos, fue a ver a un joven ejecutivo de una industria cercana, y lo premió por ayudarle con la planificación de su carrera. Le dio una cinta azul, y la adhirió a su camisa.
Luego le dio las dos cintas extras y le dijo:
- “Estamos haciendo un proyecto en clase de... “reconocimiento”, y nos gustaría que usted encontrara a alguien a quien premiar, y le dé una cinta azul”.
Más tarde ese mismo día, el joven ejecutivo fue a ver a su jefe, quien tenía reputación de ser una persona amargada, y le dijo que él lo admiraba profundamente por ser un genio creativo.
El jefe pareció estar muy sorprendido. El joven ejecutivo le preguntó si aceptaría el regalo de la cinta azul, y darle permiso de ponerla en la camisa.
El jefe dijo:
- ”Bueno, ¡claro!”.
El joven ejecutivo tomó una de las cintas azules y la puso en la chaqueta del  jefe, sobre su corazón. Y le preguntó, ofreciéndole la última cinta:
 “¿Podría tomar esta cinta extra, y pasarla premiando a alguien más?. El estudiante que me dio estas cintas está  haciendo un proyecto de clase, y queremos continuar esta ceremonia de reconocimiento y ver cómo afecta a la gente”.
Esa noche, el jefe llegó a casa y se sentó con su hijo de 14 años, y le dijo:
- “Hoy me pasó algo increíble; estaba en mi oficina, y uno de mis empleados vino y me dijo que me admiraba, y me dio una cinta azul por ser un genio creativo. ¡Imagínate!. ¡El piensa que yo soy un genio creativo!. Luego me puso una cinta azul que dice, “Quien soy deja huella”. Me dio una cinta extra y me pidió que encontrara a alguien más a quien premiar. Cuando estaba conduciendo empecé a pensar a quién pudiera premiar con esta cinta, y pensé en ti. Quiero premiarte a ti. Mis días son muy agitados y cuando vengo a casa,… no te pongo mucha atención. Te grito por no tener buenas notas y por el desorden en tu habitación. De alguna forma, esta noche, sólo quería sentarme aquí y, bien, hacerte saber que tú me importas. Tú y tu madre sois las personas más importantes en mi vida. ¡Eres un gran muchacho, y te quiero!”.
El muchacho sorprendido empezó a sollozar y a llorar, no pudo parar. Todo su cuerpo temblaba. Miró a su padre y entre lágrimas dijo:
- “Papá, hace un rato me senté en mi habitación y escribí una carta para ti y mamá, explicando por qué me había quitado mi vida, y les pedía que me perdonaran. Me iba a suicidar esta noche después de que se durmieran. Yo pensé que  no les importaba. La carta está arriba. No creo que la vaya a necesitar después de todo esto”.
Su padre subió al segundo piso y encontró la carta, sincera y llena de angustia y dolor.
El jefe regresó al trabajo totalmente cambiado. Ya no estaba amargado, pero se aseguró de hacer saber a todos sus empleados que ellos hacen diferencia.
El joven ejecutivo ayudó a mucho otros jóvenes con la planificación de sus carreras; uno de ellos era el hijo del jefe, y nunca se olvidó de recordarles que ellos dejaban huella en su vida.
Por añadidura, el joven y sus compañeros de clase aprendieron una lección muy valiosa:
“Quien eres, deja huella”.

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
  • El punto fuerte y dramático de esta historia lo pone el hijo de 14 años con su padre; ¿qué mar de fondo se ve claro en su diálogo?, ¿tiene semejanzas con alguna experiencia tuya?.
  • Coge lápiz y papel y nombra 3 defectos o bien malas actuaciones tuyas que hayas hecho alguna vez; cuando termines apunta el tiempo que tardaste en escribir esto. Luego menciona 3 cualidades tuyas o bien buenas acciones y anota después el tiempo que tardaste en concluir también esto. Compara los dos tiempos y piensa: ¿qué significa esa diferencia de tiempo?.
  • ¿Por qué solemos fijarnos tanto en lo que hacemos o hacen mal los demás?, ¿por qué nos cuesta tanto ver nuestras cualidades y nuestras obras bien hechas?. ¿Qué conclusiones sacamos: para con nosotras mismas y para con las demás personas?.
  • ¿Qué te propones llevar a la  práctica hoy para crecer en aprecio hacia ti misma y valorar también más y mejor a las personas con las que te relacionas a diario?.

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